Barquillos caseros, tulipas y
conos para helados
Acercándose las fiestas madrileñas del mes de agosto, el día 15, se celebra la procesión de la Virgen de la Paloma y haciendo homenaje a la verbena de la
paloma,
he querido recordar este dulce tan clásico y antiguo que son “los barquillos” y a todas aquellas personas que han dedicado su vida a elaborarlos y venderlos, los barquilleros.
he querido recordar este dulce tan clásico y antiguo que son “los barquillos” y a todas aquellas personas que han dedicado su vida a elaborarlos y venderlos, los barquilleros.
Parece ser que el origen de los
barquillos se puede encontrar en antiguos escritos:
“la historia del barquillo’’
cuyo origen se supone tan antiguo como el del uso de la harina, pudiendo
remontarnos a Egipto o a Roma, pasando por el cristianismo.
Aunque es muy posible que la
receta original derivara del pan ácimo o directamente del pan divino “pan de
ángel” y los cristianos repartía a los fieles en las iglesias, desde entonces
su composición ha ido evolucionando ligeramente.
Este tipo de obleas dulces, se terminó
enrollando para mejorar la conservación y traslado, dando origen así al famoso
barquillo que hoy todos conocemos.
Los barquillos han pasado a la
historia como postres exquisitos y empezaron a formar parte de los banquetes
más importantes y recepciones.
Las noticias sobre ellos en
el mundo medieval son abundantes, tanto en recetarios como en la literatura
de la época, ya que eran sumamente populares y se comían en la mayoría de las
mesas de los reyes, enrollados o como obleas, marcados con el escudo de cada
casa real;
En las fiestas y bodas de los
grandes señores: Barones, condes y duques los servían como postre exquisito;
Más tarde en la de los “nuevos burgueses”
enriquecidos por el emergente comercio de especias y esclavos, por las
conquistas de nuevos mundos o por las guerras;
Y ya por ultimo, se vendían por
las calles en fiestas populares, casi siempre por algún esclavo o monje (en los
monasterios, copiaban las recetas mas usadas y las realizaban también para
repartir entre los menos agraciados, es por eso que los religiosos han
legado a la pastelería una gran cantidad de elaboraciones que han llegado a
nuestros días, como los Flaones
que os mostré hace unos días).
Se han encontrado utensilios de
fabricar barquillos, que datan del año 1440,
que llevan grabados los escudos heráldicos de la casa real de Aragón y posiblemente estos utensilios pertenecieran a la cocina de Juan II de Navarra y Aragón, padre del futuro rey Fernando el Católico y que el objetivo de la decoración heráldica de estos utensilios, no era otra que mostrar la supremacía y poder la corona y del rey de Aragón.
que llevan grabados los escudos heráldicos de la casa real de Aragón y posiblemente estos utensilios pertenecieran a la cocina de Juan II de Navarra y Aragón, padre del futuro rey Fernando el Católico y que el objetivo de la decoración heráldica de estos utensilios, no era otra que mostrar la supremacía y poder la corona y del rey de Aragón.
Por lo que he podido averiguar, la
tradición del gasto de barquillos en el Occidente Europeo es larga y lejana, no
solo en España, también en otros países del mediterráneo y más tarde, llegaron
a América gracias a los conquistadores.
El barquillo en su definición según
el diccionario es: una hoja delgada de pasta de harina sin levadura, miel y
algún aroma, normalmente canela, a la que se da forma convexa de canuto para su
mejor traslado.
Los barquillos se elaboraban antiguamente en las tahonas,
hornos y obradores clásicos.
Al carecer de levadura y por la forma de barco del molde
original, el dulce adquiere forma plana y fina. De ahí su nombre de barco
pequeño.
Con el tiempo, la forma cambió al canuto actual y surgieron también otros tipos de masa al aromatizarlos con canela o limón, también nacieron después los tan usados cucuruchos para helados y las tulipas, realizados con la misma masa.
En Zaragoza, Oviedo, Madrid, Ciudad
Real, Cataluña y en innumerables ciudades, los han denominado de diferente
manera, pero es el mismo dulce.
Han aparecido historias y personajes ligados al barquillo,
neulas o suplicaciones, (que es como comúnmente se llamaban en época medieval) en
muchos escritos antiguos, en libros de historia, en nuestro Quijote de
Cervantes:
----Mas lo que yo sé que ha de comer el señor
gobernador ahora para conservar su salud y corroborarla, es un ciento de
cañutillos de suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo,
que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión.
Oyendo esto Sancho, se arrimó
sobre el espaldar de la silla y miró de hito en hito al tal médico, y con voz
grave le preguntó cómo se llamaba y dónde había estudiado. (Quijote, Rico,
1006)
En la Pícara Justina tenemos también un ejemplo:
----En su tiempo, los que ahora
se llaman barquillos, se llamaban suplicaciones, porque debajo de cada oblea
iban otras muchas que hacían una manera de doblez, mas las de ahora, como no
tienen doblez debajo, sino una oblea desplegada en forma de barco, llámanse
barquillos. Es vergüenza, todo está sofisticado.
(Pícara I, 174)
En Madrid todavía es costumbre
verlos en ocasiones y fiestas señaladas.
El Barquillero de Madrid.
Vestidos
siempre de chulapos, traje típico de la capital, los barquilleros proporcionan
esa pincelada nostálgica y castiza en los lugares más comunes.
El barquillero
en Madrid llegó a ser una figura tan cotidiana en la sociedad como lo eran el
sereno, los tranviarios, las cigarreras o cerilleras y las aguadoras.
Fotografia sacada de Internet |
La presencia de los Barquilleros era tan común como la que hoy pueda ser el guardia o el repartidor de prensa gratuita, aunque ya se nombran los barquilleros en 1585 y se prohibieron durante muchos años
(En un pregón dado en Madrid y firmado por los alcaldes de la corte en La plaza Mayor, el 5 de Abril de 1585, donde se prohíbe vender por las calles suplicaciones “barquillos”, buñuelos, ni resto de dulces, si no venderlos en casas o en tiendas como el resto de las cosas, así evitaban el pillaje y vandalismo de los por entonces mendigos o esclavos que vendían estos dulces).
Era
frecuente verlos en el Retiro, en todas las plazas, verbenas, cerca de quioscos
y demás celebraciones.
En la actualidad solo se ven en lugares típicos de Madrid como
el Rastro, Calle Preciados, Bailen o Plaza Mayor y "sobre todo" en las verbenas
populares de la villa, San
Isidro Labrador y La Verbena de la
Paloma, que es la que hoy os quiero mostrar.
El juego del barquillero:
A cuestas con la barquilla y grandes cestas de mimbre
repletas de barquillos, nuestro hombre anima a los viandantes a probar suerte y
endulzar su paladar, normalmente iban vociferando coplillas que animaran a los
viandantes a participar y gastarse unas monedas.
Fotografía sacada de Internet |
Consiste en poner unas monedas que darán derecho a girar
la ruleta de la barquilla.
El que saque la cifra más baja, paga los barquillos para
el resto del personal.
En el caso de jugar solo, unas monedas dan derecho a determinadas tiradas en la ruleta, teniendo cada jugada un barquillo de premio, salvo cuando la ruleta se detenga en las casillas marcadas con un clavo.
En ese caso, el jugador pierde todos los barquillos ganados hasta el momento.
Acto divertido era ver cuando se juega entre varios
amigos, incluso pretendientes de una misma dama, a ver a quien le toca pagar
los barquillos, quien tiene mejor suerte o quien evita las casillas con clavo.
Haciendo participes a los viandantes, siempre ganará unas
monedas el barquillero, recuperando la inversión que hace al comprar los
barquillos en los obradores y a la vez sacándose unas monedas extra como
sueldo.
La familia Cañas (ver imagenes) es una de las que mantiene esta actividad aunque en estos tiempos no se trate de un oficio, sino más bien una tarea temporal.
Noticia de última hora publicado hoy 14 de agosto de 2013 en Internet: cuando se retire Julian Cañas, hijo de Félix Cañas, se terminará un oficio y tradición en Madrid, Ójala y no sea así: http://www.metropoli.com/comer/2013/08/14/5208aae20ab7403951000018.html
Así que ya sabes, si encuentras a un barquillero en tu
camino, no dudes en jugarte un barquillo a la ruleta, es posible que sea la
ultima vez que lo encuentres por la feria de Madrid.
Además de endulzarte el paladar, estarás contribuyendo a
mantener esta popular figura y ayudando a que no se pierdan las tradiciones.
Apunte:
según mi querida amiga María de http://cosicasdulces.blogspot.com.es/ en su pueblo se llamaban Parises y quien los vendía Pariseros, así que aquí queda apuntado para que no se pierda. Gracias amiga por tu aportación.
según mi querida amiga María de http://cosicasdulces.blogspot.com.es/ en su pueblo se llamaban Parises y quien los vendía Pariseros, así que aquí queda apuntado para que no se pierda. Gracias amiga por tu aportación.
Ahora bien, conocida la historia, podemos imitar en casa
el sabor tan peculiar de estas delicias.
En la antigüedad, estos se ponían directamente sobre las
brasas en artilugios especiales o se preparaban para hacerlos en el horno en sus
respectivos moldes.
Hoy en día hay aparatos eléctricos que dan forma a la masa
facilitando su realización (barquillera) con la receta adecuada a su
funcionamiento (cada fabricante aporta un recetario distinto, ajustado a la
potencia del aparato en cuestión).
Yo no tengo la barquillera, pero no penséis que os va a
hacer falta, podéis hacerlos en casa con lo que todos tengamos, en el horno, en
planchas o sartenes antiadherentes, no son exactos a los comprados, pero se les
asemejan muchísimo en textura y en sabor.
La cuestión es hacer una masa ligera, que se pueda
extender muy fina, casi como de un papel se tratara y cocinar en muy poco tiempo para evitar que se reseque y
quede fina y crujiente.
Hay que tener un poco de maña para darle la forma elegida
rápidamente pues es una masa que en cuanto se quita del calor, se enfría rápido
endureciéndose y ya no podréis darle forma.
Si os soy sincera, como no los hago muy a menudo, prefiero
hacerlos en forma de galleta plana, no es que yo tenga mucha maña para hacerlos rápido, es por eso que prefiero hacerlos de poco en poco para si tardo en
enrollarlo o darle forma de cono o tulipa, pueda remediarlo antes de que se me
rompa, poniéndolo de nuevo un momento encima de la placa caliente, de este
modo, podemos intentarlo de nuevo, pero sin pasarse o se nos romperán enseguida al secarse mas (los primeros se me rompen, como a todo el mundo, pero en cuanto que hago un
par de ellos, ya salen bien).
La receta la tengo apuntada desde hace muchísimos años sin
ningún apunte especial, así que supongo que la copié de alguna revista o libro ¿Quién sabe donde o cuando?
Ingredientes:
- 100 g de azúcar blanca o
morena (aunque en la receta original le añadían miel para endulzar)
- 60 g de mantequilla o aceite
suave
- 1 huevo tamaño grande o dos
claras
- una pizca de sal
- 100 g de harina de pan*
- 1 cucharada de canela molida (para darle aroma)
- 125 ml de agua fría (quizás un
poco más, depende de la humedad del resto de ingredientes)
*La harina puede ser sin gluten, ya la venden panificable pero si no la encontráis, la proporción cada 100g es: 70% harina apta más 30%almidon de maíz o de mandioca.
La masa cocinada hay que trabajarla muy rápido, porque al enfriarse toma la consistencia del barquillo: muy quebradiza, es por esto que antes de comenzar, tendremos preparados los moldes donde vamos a moldearlos una vez hechos.
Como hacer:
Se colocan en un cuenco hondo el agua, la sal, el aroma elegido
y el huevo o claras batidas.
Mezclamos bien con una cuchara.
* Reservamos media taza pequeña de esta mezcla, por si la
masa sale demasiado espesa, es conveniente ir añadiendo poco a poco, a cucharadas
esta mezcla, según pida la masa, mas o menos igual que hicimos con las flores
Extremeñas, hasta conseguir la textura ideal, mas bien masa liquida, como
textura de la miel.
Añadimos el azúcar tamizado y la mantequilla derretida
pero fría.
Sin dejar de mover, se incorpora la harina tamizada, poco
a poco, ya sabéis: mejor hacerlo en tres veces para que la mezcla sea homogénea.
Mezclar bien con varillas, MUY
IMPORTANTE: evitamos meter aire a la masa (remover, no batir).
La textura es ésta, liquida, para
que queden bien finos y crujientes.
Si es necesario, añadir el batido
reservado hasta conseguir la masa en la textura ideal.
Para hacer
en el horno:
Ponemos
en placa bien engrasada o con papel de horno, es indiferente y extendemos con
la cuchara lo mas posible, para que sean bien finos.
Haremos 3 en cada placa, para evitar que se toquen entre
sí, poner la masa sobre la placa separados para
que no se peguen, o será casi imposible extenderlos bien finos.
Horneamos
a 160º, de 5 a 8 minutos, en horno previamente calentado, con aire si tenéis para repartir mejor el calor
(observar bien vuestro horno, cada uno tiene distintas funciones, lo mejor es
poner la placa en la zona media, con calor abajo y arriba y que no se doren en
exceso, los primeros es posible que tarden los 8 minutos, después al estar el
horno mas caliente, es posible que os tarden los 5 minutos)
Despegar
rápidamente con ayuda de una espátula “cuidado al estar blandos, se pueden
romper si sois bruscos” y darle la forma que más os guste, doblados,
enrollados, etc.
* Un
truco para enrollarlos rápidamente y sin quemarse es: meter las manos en agua muy
fría, incluso con hielo y secarlas antes de enrollarlos, de este modo tardareis
más en notar que están muy calientes y os "quemareis menos".
No son
rulos perfectos, que estos son caseros, pero de sabor igualitos a los
comprados.
¿Os
animáis a hacerlos?
Se pueden hacer con forma de pañuelos para adornar postres
variados, natillas, flanes, helados, etc, con tan solo doblarlos por la mitad y
otra vez nada más sacar del calor.
Se pueden hacer con forma de canuto o cono de helados
enrollándolos en cualquier molde metálico con esa forma nada mas sacar del
calor.
Y de tulipa, con ponerlos en caliente sobre cualquier
molde o flanera que tengáis en casa con esa forma, lo presionamos suavemente
durante 15 segundos para que enfríe con forma de cuenco.
Una vez fríos, se conservan en buen estado más de 10 días,
guardándolos en un tarro de cristal, para evitar que cojan humedad, pero
cuidado, son muy frágiles.
Me gusta hacerlos en una sartén antiadherente a modo de
creps crujientes con sabor del barquillo, untada previamente con un poco de
aceite para evitar que se peguen y enrollándolos nada más sacarlos del calor,
pero he de reconocer que horneados están más secos y crujientes, ahora con
estos calores, apetece menos encender el horno ¿no creéis?
Para hacerlos en sartén o placa de
barquillos:
Se engrasa ligeramente la placa o sartén elegida con un
poco de mantequilla o aceite suave, se pone a calentar y una vez bien caliente,
se ponen dos cucharadas de masa en el centro.
Si es con maquina, seguir las instrucciones del
fabricante;
si es con sartén:
Ayudaros con la parte trasera de una cuchara para extenderlo
lo más fino posible.
En cuanto notéis que se empieza a secar y dorar levemente
los bordes, es momento de darle la vuelta con ayuda de los dedos o una paleta
de goma, como si estuviéramos haciendo creps (cuidado, quema un poco, hacer el
truco que os he dicho antes).
Se deja cocinar unos minutos hasta que se ven “ligeramente dorados” por las dos caras, si se doran en exceso, se quedaran duros.
Una vez sacados, hay que trabajar rápido enrollando y dándole
la clásica forma del barquillo.
En medio minuto estará ya duro y pasado unos minutos,
veréis que crujientes quedan.
Dejarlos enfriar sobre una bandeja o molde elegido.
Ya veis, es rápido de hacer y
fácil, solo tenéis que tener maña al darle la vuelta y rapidez al enrollarlos y no os preocupéis de que no salgan perfectos, para eso son caseros, el sabor y textura será lo que buscáis.
*Los que comemos en mi casa son los aromatizados con
canela, por eso ha sido la receta que os he puesto, pero os dejo varias
opciones diferentes y os animo a que las probéis todas, pues son ligeras y muy
ricas.
Podéis aromatizarlo con anís
cazalla, agua de rosas o de azahar, esencia
de vainilla, esencia de coco o ralladura de limón, cardamomo molido, jengibre,
etc.… siempre una cucharadita del aroma elegido.
Planificar bien con antelación los moldes que vamos a usar
para no perder tiempo buscando, podréis hacerlos con el sabor que mas os guste,
están muy ricos, incluso aunque los dejéis con forma de galleta simple, os lo garantizo.
Ahora ya no tenéis excusa, hacerlos y volver a contarme si
os han gustado.
Fuentes:
Fotos antiguas sacadas de internet:
Un
abrazo.
Pilar, la verdad que tu post es muy interesante, mi abuela los hacia similar a ti, besitos
ResponderEliminarme alegro de que te gusten y de que te traigan recuerdos de tu abuela. besitosssssssssss y gracias.
EliminarHola Pilar
ResponderEliminarUna entrada muy interesante, me ha encantado....y la receta me traen unos recuerdos maravillosos.
Besitos.
me alegro mucho de que te gusten, a mi tambien. besitosssssssssss
EliminarMenuda entrada!!! me ha encantado, muy didáctica, no sabia que tenían tanta historia, lo único que sabia es que me encantaban cuando era pequeña (ahora también ) y mis padres me los compraban cuando veníamos a Sevilla, en mi pueblo no los había. Así que para nostras era una fiesta comerlos. Besos
ResponderEliminarrecuerdo que cuando los traía mi padre a casa desaparecían como una bala, pues antes, tampoco se vendían en casi ningún sitio si no era en las ferias. ahora los encuentras comerciales en todos sitios, diferentes pues al hacerlos mas industrialmente, se ha perdido la esencia del mismo. gracias preciosa por tus palabras. muakkkkkkkkkkkkkkkkkk.
EliminarPos claro que me ha gustado chiquilla.
ResponderEliminarMe encantan tus recetas antiguas y toda la información que siempre nos das con respecto a ellas... es como recuperar parte de nuestra historia y de nuestra vida!!!
Me ha encantado la estampa del barquillero y la madre con sus peques comprando barquillos... me ha recordado tanto a mi infancia!!!
En mi pueblo, en el parque había un barquillero y si tu le dabas a la ruleta tenias la opción de que te saliese gratis el barquillo y a los niños nos encantaba darle bien fuerte.... aunque la verdad gratis nunca salia, debía estar "amañao"!! jajajjajaja
Te has currado bien este post... enhorabuena cielo!!!
Yo sigo "perezoza" total y poniendo sólo recetillas simples que suelo cocinar en verano ajajjajajaja
Besitossssssssssssssss
perezosa estamos tod@s, con este calor no apetece mas que entrar en la cocina lo justo, pero tenia muchas ganas de preparar algo especial este verano, es por eso que estoy rescatando recetas antiguas para que no se pierdan. aun me faltan miles, pero poco a poco las iré rescatando para que queden en este MI cuaderno particular. gracias amiga mía por tus palabras. besossssssssssssss
EliminarSi estaban amañados como dices, recuerdo que el las barquilleras movias las rueda con fuerza, pero si se observa existian distintos espacios donde habia un numero determinado de barquillos a ganar según se detenia esa rueda indicando el premio del numero de barquillos que te habian correspondido, pero si nos fijabamos los numeros donde mayor cantidad de barquillos obtenias los dientes donde la aguja no llegaba a tocar las varillitas donde estaba esos numeros mas altos, de tal fin que nunca te llevabas el mayor numero de barquillos al no rozar esas marcas y seguir a las de numeros bajos de barquillo.
EliminarSi lo observarte como yo hice asi era.
Gracias Sear por tu contribución en este comentario, es efecto, siempre escuché quejarse a los más mayores de que eso ocurria. Un abrazo
EliminarNiña, me dejas siempre sin palabras, menudos pots mas interesantes haces, como siempre enseñandonos cosas, y todas interesantísimas, un besito corazón!
ResponderEliminarmuchas gracias Encarna, eres un sol. me alegro de poder enseñar lo que siempre he creído que todas las personas que aman los fogones debemos tener en consideración y que no se pierdan estas recetas y técnicas en el olvido. besitos preciosaaaaaaaaaaa.
EliminarEres la caña Pilar!!. Que señora entrada la de hoy. Felicitaciones porque te lo has currado francamente bien, y que de cosas aprende una.
ResponderEliminarbesinesss
muchas gracias Merchi, jejejje una hace lo que puede. espero sinceramente que al menos este trabajo que pongo sirva para valorar mas las recetas tradicionales, eso por lo menos y que empecemos a hacer los dulces caseros como antes siempre se hacían, en casa, con los mejores ingredientes y lo mas natural posible, aunque reconozco que hay muchas nuevas recetas y técnicas que no están nada mal, jejjee. besitosssssssssssssss
EliminarMe encanta como explicas las recetas me dan ganas de salir corriendo a la cocina y colgarme el delantal. Además de lo que aprendo. No te quepa duda que la probaré. ...
ResponderEliminarPor cierto, te debo la entrada de los cortadores de galleta que no se me ha olvidado
Besos
no te preocupes Toñi, ya me los enseñaras, jejejeje. gracias, me alegro de que te animes a ir a la cocina. muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
EliminarPor dios, que pena no haberme encontrado nunca un barquillero de esos en ningún lado! Como siempre me encanta todo lo que cuentas, y como siempre la receta es una pasada, ya te lo he dicho alguna vez, cuando me de por la repostería me estudiaré todas tus recetas, jajaja
ResponderEliminarUn besito corazón, no te vas de vacaciones??
jejejej tu tranquila Nuria, que cuando te de en serio por la repostería, encantada te ayudo a lo que quieras. gracias, cierto es que no en todos sitios ha existido los barquilleros, pero si que es una pena que se termine esta tradición. todavía no, pero ya las necesito, al menos, desconectar algunos días, jejejeje.(un secreto: estoy de vacaciones, pero en casita, que no hay donde ir) besitosssssssssssssss
Eliminarque buenos y bien explicado ,gracias pilar
ResponderEliminarde nada Toñi, espero te animes y los pruebes, te van a gustar. besitosssss
EliminarMe encantan tus recetas son super curiosas explicado genialmente.
ResponderEliminarBesos
Miguel
lareposteriademiguel.com
gracias Miguel. besazosssssssssssssssss maestro.
EliminarPero que artista estás hecha¡¡¡¡
ResponderEliminarPilar, me voy de vacaciones pero antes de marchar, te he dejado un regalito en mi blog.
Bss ¡¡Feliz verano!!
graciasssssssssssssssss Victoria, es un regalo que ya me hizo Trini y lo acepto de nuevo de tu mano con mucho cariño. que descanses en vacaciones. nos leemos a la vuelta. muakkkkkkkkkkkkkkkkk
EliminarQué fabulosos te quedaron Pilar. Me gustan tanto que no les pondría nada más, me daría el homenaje yo solita, ñam!!!
ResponderEliminareso mismo hago yo, no le añado nada mas, me encantan así solos, pero si acaso, acompañados de una taza de café. gracias por tu visita cielo. muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
EliminarHola!! ¿que tal?
ResponderEliminarAqui me tienes para seguirte los pasos. Hee estado pegando una mirada y tienes un blog la mar de interesante, asi que con tu permiso por aqui me quedo. Aprovecho la ocasión para invitarte a mi cocina y si te apetece te quedes y me acompañes en mi andadura gastronómica.
Un besado y felicidades!
gracias por tus palabras, entraré por tu cocina para ver que se cuece en tus fogones. bienvenida.
EliminarMi querida Pilar, que entrada mas interesante, llena de explicaciones que me encanta leerlas, ademas de hacer unos barquillos como nadie, tenemos que agradecerte toda la historia que te has molestado en enseñarnos, recuerdo hace muchos años que en mi pueblo los vendia un señor mayor, pero aqui se les decia parises, y a el el parisero, jejeje fijate como cambian los nombres para una misma cosa, bueno cielo que te han quedado divinos y que me comeria unos cuantos ya mismo, a ver si es verdad que pasas por aqui, me haria una ilusion grandisima darte un abrazo, por que sabes que te quiero mucho. Mil besicos preciosa
ResponderEliminargracias amiga mía por tus siempre amables palabras. parisero, curioso nombre que me apunto y adjunto en la entrada para que no se olvide. jejejej pronto si dios quiere. muakkkkkkkkkkk.
Eliminarhola, me acaban de regalar una maquina para hacer barquillos y quiero estrenarla mañana mismo, con estas cantidades, cuantos sales?
ResponderEliminarenhorabuena por el blog, gracias por dedicarnos tu tiempo.
gracias.
Gracias a ti por tu visita. Para máquina, te salen por lo menos 30 barquillos con estas cantidades, pero no te preocupes, te van a parecer pocos, además, antes de usarla por primera vez engrasala bien y los dos o tres primeros siempre te salen regular hasta que le cojas el tranquillo. Vuelve y me cuentas si te han salido como te gustan.
EliminarMi mujer, ahora tendría 77 años, me contaba y nunca se le olvidó, que un barquillero, Macario, allá por los años 50 iba por su pueblo Moraleja del Vino y los niños se gastaban lo poco que tenían tirando para conseguir los barquillos.
ResponderEliminarHola Josemari, gracias por tu comentario y siento haber tardado en responder tanto tiempo, cosas de la informatica.... Me alegra haber traido este recuerdo de tu mujer y bonito pueblecito el de Zamora, pequeño pero fuerte en tradiciones y la gente muy cariñosa, recuerdo haber estado en el una semana santa, de paso que fuy a Zamora capital. Un fuerte abrazo. Pilar.
EliminarHola. Muchas gracias y felicidades por esta entrada. He dejado una entrada relacionada con el tema y con mi abuela, en mi bloc. Donde os recomiendo con un enlace. SALUDOS...!
ResponderEliminarEnlace de mi bloc: http://carrasclest.blogspot.com.es/2016/03/lavia-margarita-i-laparell-de-cuinar-i.html
Muchas gracias David por enlazar mi entrada. Bonito homenaje a tu abuela. Precioso barquillero has encontrado un pequeño tesoro. Un abrazo
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